Pero en medio de la pandemia, el Icfes migró a exámenes electrónicos, varios alumnos pudieron presentar su prueba en casa, y aunque se presentaron múltiples dificultades técnicas en un inicio, hoy hay errores solo en el 2,5% de los casos de pruebas virtuales. Las pruebas de papel y lápiz también se ajustaron para poder cumplirlas en su totalidad.
En entrevista con COLPRENSA, la directora general del Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (Icfes), Mónica Ospina Londoño, hizo un balance de las adaptaciones del Instituto para poder cumplir con todas las pruebas programadas para el 2020.
Habló además de los retos que supuso migrar las pruebas de estado a la virtualidad y de lo que todavía falta por hacer para mejorar la presentación de las pruebas en formato electrónico.
¿Cómo se adaptó el Icfes y cómo adaptó las pruebas de estado en un año atípico como lo fue el 2020 a causa de la llegada del covid-19?
“Lo primero fue tomar la decisión de que sí íbamos a hacer las pruebas. Hacer las pruebas con las que se evalúa la educación es muy importante en estos momentos en donde el sector educativo se ha visto bastante afectado. Poder tener información y datos que den cuenta de los procesos de aprendizaje de los estudiantes es muy importante para poder tomar las decisiones a futuro que se vienen para el país.
Esa decisión de hacer las pruebas requirió empezar un proceso interno en el Icfes para ver cómo podíamos ofrecerlas de manera que no pusiéramos en riesgo a la población y a los examinados. Tradicionalmente las pruebas que desarrolla el Instituto se hacen un solo día, se reúnen muchas personas en un solo sitio, y ese era uno de los mayores retos.
Ahí empezamos con varias alternativas: una, definir cuáles de las pruebas que nosotros desarrollamos se podían hacer de manera electrónica. Pero además de eso, ver cómo podíamos preservar la custodia de la prueba.
Definimos cuáles pruebas de estado de todas las que hacemos podían ser electrónicas. Ahí definimos que las pruebas Saber TyT, las pruebas Saber Pro, la prueba Saber TyT Pro en el exterior y las pruebas Pre Saber las podíamos hacer de manera electrónica.
También se definió que las pruebas Saber 11, que son las de mayor número de examinandos, no las podíamos hacer de manera electrónica, que debíamos hacerla en papel y lápiz, pero que sí debíamos cambiar la manera en que la hacíamos, de forma que pudiéramos realizarlas.
Ajustamos los cronogramas para cada una de las pruebas y para papel y lápiz propusimos hacer una prueba más corta. Para el calendario A hicimos unos cambios en los modelos de contratación de las pruebas, incluyendo todo lo que es el manejo de la bioseguridad en los sitios.
Definimos un protocolo de bioseguridad, fuimos una de las primeras instituciones que tuvimos un protocolo aprobado y adoptado por el Ministerio de Salud”.
¿Cuántos estudiantes presentaron las pruebas de estado en sus diferentes versiones en medio de la pandemia?
“Logramos hacer durante todo el año más de 1.080.000 pruebas de estado.
La primera jornada fue el primero de agosto, que la hicimos electrónica, 22 y 23 de agosto también electrónica.
La primera prueba en sitio fue el 18 de octubre. Hicimos aproximadamente un 40% de todas las pruebas de manera electrónica y las pruebas en papel y lápiz pero con unas condiciones diferentes y con un modelo de aplicación diferente. Todo eso para completar todas las pruebas que teníamos agendadas para el año”.
Este año el Icfes logró realizar varias de sus pruebas de manera virtual. ¿Cómo fue el reto de migrar una prueba totalmente presencial a una virtual en medio de la pandemia? ¿Cómo califica esa transición que comenzó a dar el país hacia los exámenes virtuales?
“Esa decisión de movernos a la prueba electrónica nos llevó a que tuviéramos que pensar todo un modelo de operación para poder llevar la prueba de manera exitosa y que cumpliera con todas las características que tiene una prueba estandarizada.
Una prueba estandarizada requiere que el ambiente en el que se está presentando la prueba sea controlado. Normalmente lo controlamos con personas en un salón de clase. Ahí nos vimos enfrentados a cómo podemos vigilar la prueba si una persona va a estar en su casa.
En eso encontramos que hay tecnologías para hacerlo, tecnologías que utilizan inteligencia artificial para poder hacer esa vigilancia desde un centro de mando en línea a los estudiantes que están presentando la prueba. Y lo que hicimos fue encontrar qué empresas existían en el país que nos pudieran ayudar con este reto.
Se crea también dentro de este software de supervisión unos mecanismos para que la persona no pueda moverse a otras páginas o no tenga instalados en el momento programas en donde pueda tener ayuda en línea de otras personas. Ese software también tiene la capacidad de detectar si la persona está ausente, si la persona está siendo acompañada, si la persona está usando algún dispositivo, todo para evitar la copia”.
¿Cuántas dificultades en términos técnicos hubo durante la presentación de las pruebas de forma electrónica?
“El primero de agosto, que fue la primera vez que sacamos la prueba, tuvimos unas dificultades importantes en términos de infraestructura, pero eso también nos hizo aprender todo lo que se requería.
Eso nos permitió estar mucho mejor preparados para el 22 y 23, no solo en términos de infraestructura y de corregir un problema técnico, sino también de todo lo que se requiere en términos de soporte y de atención al examinando en ese momento de la prueba, dado que uno no controla ni el equipo, ni la conectividad, ni las condiciones en que los estudiantes están presentando su evaluación.
Esto nos ayudó a que hoy pudiéramos realizar una mayor cantidad de pruebas de manera muy exitosa, con una cifras muy positivas para el Instituto. Los problemas técnicos el primero de agosto fueron para aproximadamente el 50% de la población. Para el 22 y 23 estaban en el 15% y para noviembre, cuando hicimos el resto de las pruebas, estaba en 2.5%”.
Por redes conocimos algunas denuncias de estudiantes cuya prueba fue anulada por un presunto fraude que alegaban que no ocurrió. ¿Qué ha pasado con estos casos que pudimos ver en redes sociales? ¿Los estudiantes pasaron una queja o solicitud formal ante el Instituto?
“En el momento en que están haciendo la prueba hay unas conductas que se ha establecido previamente que son prohibidas y el software crea unas alertas cuando se observa o detecta que hay alguna de ellas. Una vez se crea la alerta en el sistema, hay un monitor, una persona detrás que observa las alertas y que tiene un protocolo para contactar al estudiante e indica qué tantas veces se le permite antes de generar la anulación. Todo eso está establecido claramente; las conductas y el número de repeticiones que se necesitan para generar la anulación.
Una vez el proveedor nos entrega toda esa información, en el área jurídica del Instituto hay unas personas que son las que realizan toda esa validación. Para las pruebas electrónicas es el mismo proceso que se hace para papel y lápiz cuando pasa en un salón de clases. Pero para pruebas electrónicas es muchísimo más fácil porque queda un expediente y ese expediente queda con todo un seguimiento, tanto de las fotografías de la acción que se está sancionando, como de la comunicación que hay entre el monitor y el estudiantes y de cuántas advertencias se le hicieron.
El área jurídica verifica que se haya cumplido por parte del proveedor todo el protocolo para generar la anulación y si encuentra casos donde no se cumpla con exactitud ese protocolo puede revocar la anulación, o la confirma. Y ahí comienza también un proceso con el estudiante donde tiene la posibilidad de explicar la situación y de mostrar que no estaba cometiendo alguna de esas conductas prohibidas.
Todos esos casos los conocemos, todos fueron revisados”.
¿Cuáles son esas conductas prohibidas que generan alerta y que hay que evitar durante la presentación del examen virtual o presencial?
“Las condiciones son de hecho muy similares a las que se tienen de manera presencial. Entre las más comunes tenemos que no se puede usar el celular, no se pueden usar audífonos. La cara debe estar totalmente despejada, no taparse la boca constantemente, no debe estar acompañado de otra persona en el sitio en el que se está desarrollando la prueba.
También hay un seguimiento al movimiento de los ojos cuando está mirando a otra parte, eso también puede crear la alerta. No se puede ausentar, normalmente se les dan unos tiempos para ir al baño pero son ausencias con un tiempo controlado.
Que como está en una prueba de estado debe tener camisa, no puede estar sin ropa para presentar la prueba. No puede moverse en su computador a otras páginas por fuera de la aplicación del examen, no se le permite y se toma como si fuera un tiempo ausente, y no puede tener instalados programas que le permitan una ayuda en línea a la persona que está presentando la prueba.
Debe tener una buena luz para presentar la prueba, eso ayuda a que no se generen esas alertas. El hecho es que el monitor pueda ver a la persona y que vea que sí está presentando la prueba como se hace normalmente en el aula de clase”.
¿Qué ajustes y adaptaciones falta hacer todavía para perfeccionar la realización de pruebas de forma virtual en el país?
“ Mejorar la información para que la persona pueda revisar antes si su equipo va a soportar el desarrollo de la prueba de manera satisfactoria es algo en lo que podemos seguir mejorando.
Tenemos algo que ya empezamos a penas ahorita en diciembre, y es crear adaptaciones de la prueba para las personas con discapacidad. El 13 de diciembre logramos hacer las pruebas a aproximadamente 100 estudiantes con discapacidad visual y unos 33 estudiantes con discapacidad auditiva.
Tenemos también que ver cómo podemos mejorar la reprogramación de las pruebas para las personas que tengan algún problema en casa, ya sea porque se le fue la luz, porque se le cayó la conectividad. Todavía nos toma una semana poder verificar pero sería ideal que la persona pueda ser reprogramada antes de ese tiempo.
Aproximadamente el 20% de los errores están atribuidos a temas técnicos de los equipos y otro 20% a problemas en casa con el equipo o la conectividad. Si logramos reducir ese 40% es un gran logro. El otro 60% ya son temas aparte: calamidades domésticas, que la persona olvidó que tenía su examen programado, que la persona tenía que ir a trabajar entonces no lo pudo presentar. Pero ese 40% del 2.5% de personas con fallas es el reto que tenemos todavía por mejorar”.
¿En algún momento podría migrar la prueba Saber 11 a una modalidad totalmente virtual, teniendo en cuenta que esta es la prueba que cita mayor cantidad de estudiantes en el país?
“Probablemente en algún momento sí podamos pensar en que va a ser electrónica. No consideramos que sea algo en el corto plazo. Es una población que normalmente ronda los 650.000 estudiantes, sobre todo para el calendario A, y esto hace difícil que ese ambiente controlado lo podamos garantizar en todo el país en este momento.
Es una prueba además que tiene muchas implicaciones en términos de cómo se usan esos resultados, entonces creemos que debemos estar mejor preparados, tanto desde el Instituto como de los estudiantes, para poder movernos a una prueba completamente electrónica y que genere las mismas condiciones para todos los estudiantes”.
¿Qué otras lecciones aprendió el Icfes y el país en materia de educación y en materia de evaluación de la educación este año en medio de la pandemia del covid-19?
“El gran aprendizaje es que pudimos adaptarnos a estas nuevas condiciones, realizar la evaluación, y también resaltar ese valor social que tiene la evaluación.
Cuando nos vimos enfrentados a condiciones donde el requisito de las pruebas podía ser eliminado dadas las condiciones, lo que el Instituto quiso demostrar es que el Icfes no hace solo pruebas, el Icfes lo que hace es evaluar la calidad de la educación. Esos mecanismos son supremamente importantes para tomar decisiones de política, y por eso mismo tomamos la determinación de hacerlas y mostramos que el objetivo no era solo hacer las pruebas.
El gran aprendizaje es que hicimos muchos cambios tanto cómo se hace la prueba en papel y lápiz como la electrónica. El Instituto nunca había desarrollado una prueba de estado de manera electrónica, había realizado otro tipo de pruebas de manera electrónica, entonces aprendimos a hacer una prueba de estado.
Y por último, aceleramos mucho la misión y las metas. El Instituto tenía como meta que al 2023 el 5% de las pruebas se realizarían de manera electrónica, y a hoy, en 2020, el 40% de las pruebas se realizaron de manera electrónica, donde el 34% se realizaron en casa, las demás fueron electrónicas en sitio. Eso nos aceleró toda una estrategia que teníamos de poder movernos a realizar pruebas electrónicas con todos los aprendizajes que requiere y a una escala importante”.
Respecto al calendario de presentación de las pruebas en 2021 ¿Qué fechas ya están estipuladas para la presentación de los exámenes?
“La primera prueba que vamos a tener será el 21 de marzo, que será la prueba Saber 11 calendario B. Para el resto de las pruebas no tenemos todavía una resolución establecida, pero sí va con un cronograma muy parecido a lo que teníamos antes de este año de pandemia en donde sí hicimos muchos ajustes en términos de calendario.
Es muy importante preservar ese cronograma de pruebas porque las instituciones educativas, las universidades y todas las instituciones de educación superior tienen su calendario ajustado con esa entrega de resultados, tanto de Saber 11 como de Saber TyT y Saber Pro.
Esperamos que con lo aprendido este año, y ya teniendo los protocolos y toda una operación establecida se pueda presentar la prueba en su totalidad en las fechas establecidas normalmente de acuerdo al calendario que siempre ha tenido el Instituto”.