Ciencia colombiana cultiva el futuro con transgénicos libres de patentes

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 CIENCIA Y TECNOLOGIA 

En medio del debate global sobre los transgénicos, Colombia avanza con propuestas propias y libres de patentes. Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) han desarrollado tres variedades de cultivos genéticamente modificados: soya, maíz y tabaco, todos con libertad de operación y sin depender de licencias extranjeras.

Estas iniciativas, lideradas por el Grupo de Ingeniería Genética de Plantas (IGP), se han convertido en un ejemplo de independencia científica y biotecnológica en América Latina. Según el profesor Felipe Sarmiento, del Departamento de Biología de la UNAL, “no se trata de una tecnología cerrada o inalcanzable. Hoy tenemos en el país tres plantas transformadas que podrían cultivarse sin depender de licencias de multinacionales”.

Los cultivos transgénicos creados por la UNAL están diseñados para fines agrícolas e industriales. Uno de los desarrollos más innovadores es una variedad de tabaco capaz de producir bioplásticos a partir de proteínas vegetales. También se destaca una soya resistente al glifosato, creada en alianza con Fenalce, y un maíz modificado con patentes vencidas, ideal para nuevas combinaciones genéticas.

✅ Seguridad comprobada

Los investigadores han señalado que los temores alrededor de los transgénicos no se sustentan en evidencia científica. Estudios realizados con animales alimentados con soya y maíz modificados no han mostrado efectos negativos en su salud ni transferencia de material genético.

“Llevamos más de 40 años comiendo maíz transgénico en el mundo y no existe una sola evidencia directa de daño causado por esta tecnología”, agregó el profesor Sarmiento.

Actualmente en Colombia, el 36 % del maíz y casi el 100 % del algodón sembrado corresponden a variedades genéticamente modificadas. También se cultivan flores transgénicas para exportación y, en menor medida, soya transgénica.

🌱 Soberanía biotecnológica

El vencimiento de patentes internacionales ha abierto la puerta a una nueva etapa de soberanía científica en el país. Las semillas nacionales desarrolladas por la UNAL representan un modelo de innovación adaptada al contexto colombiano y a sus necesidades agrícolas.

“Eliminar esta tecnología por miedo sería un error. Ya hemos demostrado que es posible usarla de forma responsable, segura y soberana”, concluyó el investigador.

El desafío ahora es expandir estas iniciativas, conectar la ciencia con las necesidades productivas del país y promover cadenas sostenibles, impulsadas por el conocimiento propio y la biotecnología local.

📌 Con información de la Universidad Nacional de Colombia.

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