El aumento de contagios en algunos lugares y, consecuentemente, los casos graves y hasta las muertes pueden ser producto de falsas creencias que se ponen en práctica frente a la pandemia. Esto va desde reconocer la existencia del virus hasta la relajación y descuido en la aplicación de las medidas de bioprotección.
Muchas personas piensan que el nuevo coronavirus y sus efectos son invenciones sin sustrato y que buscan perjudicar a la gente. En tal sentido, difunden por las redes información orientada a esas creencias, soportada en estudios e informaciones falsas o simplemente echan mano de ellas para tomarlas de manera literal e incluso difundirlas en su entorno.
No son pocos los relatos en los que personas basadas en estas creencias desechan las medidas de bioseguridad personales y colectivas y que generan desenlaces medidos en enfermedad y muerte que se hubieran podido evitar.
En síntesis, como dice la salubrista Elizabeth Beltrán, los efectos mundiales de la covid-19 no dejan duda de su existencia, de su fase de expansión y del riesgo que representa para todas las personas en el mundo. Pensar lo contrario, además de no tener sustento, puede traducirse en conductas peligrosas.