
Aunque la banca tradicional y la banca digital tienen la misma columna
vertebral, hay leyes y normas que se ajustan a las características propias de
cada una para brindar un proceso de mayor transparencia y control de cada una.
Las leyes, normas, circulares y demás
reglamentaciones les permite a los sectores productivos fijar los parámetros
necesarios para que puedan funcionar y desarrollarse de manera equilibrada para
todos los actores que hacen parte de cada sector.
En el caso del sistema financiero
colombiano, hay varias instituciones y leyes que lo regulan, y que están
alojadas en la Constitución Política, circulares de la Superintendencia
Financiera de Colombia (SFC), decretos y sanciones presidenciales que permiten,
no solo la expansión del sector, sino una gestión más transparente entre los
consumidores, las entidades financieras y el Gobierno Nacional.
Es así como la Constitución Política,
en el Artículo 335, indica que “la actividad financiera, bursátil y
aseguradora, en la medida que implica el manejo, aprovechamiento e inversión de
recursos de captación, es una actividad de interés público; por tal razón, este
tipo de actividades pueden ser ejercidas solamente con previa autorización del
Estado, de acuerdo a las condiciones que la ley exija”.
Por su parte, la Superfinanciera
explica que en el país hay cierta libertad para que los establecimientos de
crédito puedan ofrecer diferentes canales de distribución de sus servicios
financieros, pero que éstos deben estar regulados para tener un mayor control
de todos los movimientos que ronden al sector.
Así mismo, en el Artículo 150, la
Constitución Política de 1991 establece que le corresponde al Congreso hacer
las leyes, a través de las cuales ejerce, entre otras, la función contenida en
el literal d) del numeral 19:
“Dictar las normas generales, y
señalar en ellas los objetivos y criterios a los cuales debe sujetarse el
Gobierno para los siguientes efectos:
d) Regular las actividades financiera, bursátil,
aseguradora y cualquiera otra relacionada con el manejo, aprovechamiento e
inversión de los recursos captados del público”.
De acuerdo con el artículo de la
Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria), los
decretos, resoluciones y leyes que rigen al sector financiero están organizados
jerárquicamente así:
“En primer lugar por la Constitución
Política de Colombia; en segundo lugar, las leyes marco expedidas por el
Congreso de la República; las leyes ordinarias; las resoluciones y cartas
circulares que expide el Banco de la República en desarrollo de sus funciones;
y los decretos con fuerza de ley que expide el Gobierno con base en facultades
extraordinarias como el Estatuto Orgánico del Sistema Financiero”.
Por otro lado, “se encuentran los
decretos reglamentarios que expide el Gobierno en desarrollo de las leyes marco
y, finalmente, las circulares y resoluciones que expide la Superintendencia
Financiera en ejercicio de su actividad de inspección y vigilancia”, indica el
documento de la Asociación Bancaria.
Sin embargo, hay que tener en cuenta
que, aunque la mayoría de las leyes y normatividad en general es compartida
tanto por la banca digital como por la tradicional, también se han creado
normas que se ajustan al contexto de cada una, específicamente:
Existen varias reglamentaciones que
se encargan de regular el camino de la banca digital colombiana. De acuerdo con
la Superintendencia Financiera, en los últimos años se han implementado
diversas soluciones tecnológicas para que el usuario administre sus productos y
utilice los servicios ofrecidos por estas entidades, para que éstas a su vez
sean vigiladas y controladas de la misma forma que pasa con la banca
tradicional.
La transparencia y regulación son
altamente necesarios para superar los retos que trae consigo la transformación
digital. El estudio de KPMG “Diez desafíos regulatorios clave de 2019”, asegura
que capital y liquidez; regulación diferenciada; responsabilidad penal
corporativa; gobierno corporativo y controles; protección al consumidor
financiero; protección de datos personales; ética y conducta; cumplimiento;
ciberseguridad y riesgo de crédito son los elementos en los que el sector
financiero debe poner especial atención en su proceso de transformación.
Por esta razón, la SFC, las entidades
financieras y sus canales digitales deben cumplir con los estándares necesarios
de seguridad y calidad para garantizar un manejo adecuado de la información y
sus procesos.