
El pasado lunes la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford, anunciaron que según los resultados de los ensayos clínicos realizados en el Reino Unido y Brasil, la vacuna que están desarrollando, mostraba una eficacia media del 70%.
Este dato procede de dos grupos distintos. Uno pequeño, al que se administró primero media dosis y una dosis completa un mes después, resultó en una eficacia del 90%.
Un segundo grupo, mucho mayor, que recibió dos dosis de la vacuna con un mes de diferencia, mostró una eficacia del 62%.
Andrew Pollard, científico de la Universidad de Oxford, explicó que la diferencia podía explicarse porque “al dar una primera dosis más pequeña estamos preparando el sistema inmunológico de manera diferente, lo estamos preparando mejor para responder”.
Sin embargo, los científicos reconocieron que la cantidad menor administrada inicialmente al primer grupo partió de un error en la dosis que los investigadores decidieron después aprovechar.
Este anuncio despertó el interés en muchos que consideran que los resultados se deberían cuestionar.
Una vez se detectó que se había comenzado a inocular la primera entrega de la vacuna con una concentración por debajo de lo planeado, se decidió cambiar el protocolo del estudio, de acuerdo con el “regulador” sanitario, indicó la universidad en un comunicado.