El mandatario alertó sobre los desafíos que la IA plantea, como su elevado consumo energético, la posible pérdida masiva de empleos en sectores que realizan tareas rutinarias, y el riesgo de que, si no se regula adecuadamente, esta tecnología pueda diluir la conciencia de la realidad en los seres humanos, un peligro ya señalado por científicos como Stephen Hawking.
Petro hizo un llamado a regular la IA de manera que no se convierta en una "droga" que atrape a las personas en mundos virtuales, destacando la necesidad de que esta tecnología se desarrolle utilizando energías limpias para evitar su contribución al cambio climático. También advirtió sobre el impacto de la IA en el empleo, anticipando un futuro en el que millones de trabajadores podrían perder sus puestos debido a la automatización.
Frente a estos desafíos, el presidente enfatizó la necesidad de socializar los beneficios de la productividad generada por la IA, proponiendo que se traduzcan en una renta ciudadana y más tiempo libre remunerado, lo que podría conducir a una nueva forma de medir la riqueza: no por la acumulación de bienes, sino por la cantidad de tiempo libre disponible.
Finalmente, Petro destacó que los juristas tendrán un papel fundamental en la construcción de esta nueva realidad, abogando por una regulación mundial y la creación de un nuevo marco jurídico que proteja los derechos emergentes en este contexto de transformación tecnológica.