En la madrugada del pasado 28 de junio se registró un incendio en la cárcel municipal de Tuluá, en Valle del Cauca, y según las primeras versiones, la tragedia surgió en el pabellón 8 por la quema de colchones en un intento de motín de los reclusos. Este lunes falleció otro de los privados de la libertad que estaban heridos, llegando a un saldo de 54 víctimas.
El director del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), Tito Castellanos, manifestó que inicialmente hubo 49 víctimas morales y más de 30 heridos. Sin embargo, con el pasar de los días, la cifra de fallecidos ha incrementado hasta llegar a 54. La última víctima es Jorge Andrés Rojas Corredor, un recluso de 38 años.
Según la secretaria de Salud del Valle del Cauca, María Cristina Lesmes, “de las 27 personas que recibimos, cuatro han sido dadas de alta, tres fallecieron, 10 siguen en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), en estado crítico; cuatro en unidad de quemados y seis están en hospitalización, en mejores condiciones”. En el caso de Rojas Corredor, el recluso estaba en la UCI de la clínica de Los Remedios en Cali desde el día del accidente.
Por su parte, la Procuraduría General de la Nación anunció este lunes que están indagando si el Inpec cumplió con las especificaciones técnicas que requieren los equipamientos del penal, entre ellos el material de las colchonetas y el estado de los elementos de emergencias.
Así lo explicó el delegado de Derechos Humanos de la Procuraduría, Javier Augusto Sarmiento, ante Noticias Uno: “Estamos verificando si contaban con extintores, como aspersores de agua y todo el sistema de emergencias”. Además, recordó que la estructura en Tuluá data de 1972, “es bastante antigua y al parecer no contaba con todos los elementos como lo indica la normatividad”, agregó.
Sarmiento expuso que existen unos manuales específicos en el Inpec y la Unidad Nacional de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec) que indican el tipo de mobiliario con el que debe contar la cárcel. Asimismo, aseguró que la entidad puso la lupa sobre los colchones: “deben contar con unas especificaciones técnicas muy precisas. Eso existe una ficha en la unidad de servicios para inventario y aquí no se pudo recopilar nada”.
Si bien el incendio fue provocado por el intento de motín, el posible incumplimiento de la normatividad de los equipamientos habría catalizado la tragedia.
La pelea interna que desencadenó el incendio
El Espectador informó que detrás del motín habría un enfrentamiento entre dos reclusos por el poder dentro del centro carcelario. El ministro de Justicia, Wilson Ruiz, confirmó esta versión asegurando que “fue una discusión de internos que termina generando la conflagración”.
La dispuesta habría sido entre alias Brai, quien llevaba dos meses en la cárcel, y alias Miller, que tenía el poder dentro del centro carcelario. Lo que se presume es que en la noche de 27 de junio, el grupo de alias Brai “rompió las planchas de concreto que servían de cama y comenzaron a lanzar trozos contra el otro bando”, explicó El Espectador. El grupo de Miller respondió de la misma manera y su resultado es el que ya se conoce: el trágico incendio.
Uno de los bomberos que ingresó al lugar aseguró en revista Semana que no había visto algo igual en sus años de servicio como voluntario. Cuando el sujeto entró al baño del pabellón 8, había cerca de 17 cuerpos: personas que intentaron abrir las duchas para no morir quemados.
Ante la emergencia, el Inpec está trasladando a los reclusos del pabellón 8, 9, 10 y 11 por el riesgo de la infraestructura; mientras que los familiares de las víctimas están a la espera de la entrega de los cuerpos.
FUENTE: INFOBAE