
El Senado votó por 52 voces a favor y 48 en contra la nominación de la jueza Amy Coney Barrett, ajustándose a las líneas partidistas.
Barrett, una católica ferviente opuesta al aborto, cambiará la configuración del máximo tribunal que a partir de ahora contará con seis jueces conservadores de nueve, tres de ellos nombrados por el mandatario republicano. En la corte de nueve miembros se sientan también tres magistrados progresistas.
La nueva jueza llenará la vacante dejada por el fallecimiento en septiembre de la progresista Ruth Bader Ginsburg.
La magistrada podría participar en su primera audiencia a partir del 2 de noviembre, la víspera de las elecciones presidenciales. Por lo tanto, teóricamente actuará en caso de que se examinen posibles apelaciones contra los resultados de la votación.
La Corte Suprema decide en Estados Unidos sobre los debates sociales más espinosos, desde el aborto hasta el porte de armas pasando por los derechos de las minorías sexuales. Durante la audiencia de confirmación, la jueza Barrett se cuidó de no revelar sus puntos de vista sobre estos temas candentes.
Sin embargo, los demócratas han advertido que Barrett terminaría votando para desarticular el Obamacare, que ha ayudado a millones de estadounidenses a obtener un seguro médico, y tal vez ayudaría a anular la ley del caso Roe contra Wade, que representa la histórica decisión aprobada en 1973 para protege el derecho al aborto.